Las viñetas publicadas por ‘Martínez’ en El Mundo, relámpagos de ingenio a media distancia entre Siné y El Roto, llevan camino de acabar suplantado el análisis político del mismo modo y por razones idénticas a las que se argüían para sostener que, en fin de cuentas, nadie da mejor y más acabada noticia de la vida que la poesía. La del domingo era de las que hacen época y en ella su personaje –ese profesional de la política curtido en la tenería de su propia indecencia– decía literalmente levantando el índice filosófico: “Los políticos hace tiempo que si por algo trabajamos es por un sistema de promesas y ayudas… preelectorales donde no quede ni un voto…gratis”. No se puede resumir mejor el espíritu de insensata verbena que anima la actualidad en estos amenes de legislatura, seguramente porque, con las encuestas en la mano, el Gobierno no las tiene todas consigo frente a los próximos comicios, o quizá sólo porque el oportunismo electoralista ha sentado ya plaza fija entre nosotros. En las pasadas elecciones municipales hubo candidato que ofreció como aliciente a sus votantes el sorteo de un piso y candidata que lo que regalaba eran papeletas para la rifa de un dormitorio de los de antes, ocurrencias que se han quedado en pañales a la vista de la carrera de mercedes que el Gobierno viene prodigando día a día quizá estimulado por esa idea de ‘Martínez’: que no quede ni un voto gratis. ¿Se puede perder en las urnas prometiendo premiar a las paridas, subvencionar la vivienda de los jóvenes, subir las míseras pensiones de los abuelos, garantizar el derecho a la vivienda al ochenta por ciento de los ciudadanos y reducir los impuestos aunque sea –menos da una piedra– bajando el IRP sólo el dos por ciento bajo la inflación? Pues debe de ser que si, a juzgar por la agitación ambiente, la guerra del fútbol, el cisma de Mediapro y la rebelión del polanquismo ilustrado. El problema de la prodigalidad estriba en que el prodigado nunca cree tener bastante con la dádiva. Un perú que se le diera al elector no garantizaría su voto al cien por cien. Menos mal.
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Por supuesto que las promesas se hacen sin propósito de cumplirlas, como Tierno proclamaba con sincera desvergüenza. No creó González los famosos 800.000 puestos de trabajo con que se estrenó el ‘sociatismo’ ni cumplió su compromiso de premiar con una felación a cada votante cierta aventurera nórdica que hace poco escandalizaba con ese truco al personal, en ambos casos por la propia inviabilidad de la promesa. Chaves no edificó ni la mitad de las viviendas comprometidas cuando aún no garantizaba a todos su derecho, ni le dio a las amas de casa el salario prometido en concepto de vacaciones, ni mantuvo el cacareado ‘salario social’ de los más pobres. De manera que si algo no tiene sentido es la aprensión provocada por la idea de que esta piñata podría arruinarnos, supuesto sin base como sabe bien ese Solbes que se presta, eso sí, a hacer el paripé del administrador responsable y severo que vela por la bolsa de todos y de nadie. No se trata de cumplir, en resumen, sino de prometer, de embargar –como proyecta el personaje de ‘Martínez’– la intención de voto, de corromper la voluntad popular desvirtuándola en el ácido espurio de las promesas, y atraillándola con el bocado del interés. Desde el bebé al anciano, pasando por el joven, la ‘maruja’, el jornalero, el estudiante o el hipotecado, todos disponen de su correspondiente “plan Renove” que nadie puede garantizar que llegue a ejecutarse alguna vez –como tantas otras cosas comprometidas, después de todo– pero que, de momento, así a bote pronto, quién sabe si puede movilizar un voto tal como los esemeeses de la otra vez hicieron el milagro del voto bullanguero. Y es que lleva razón ‘Martínez’: no hay razón para dejar un solo voto sin pago en esta sociedad subsidiada. Anuncian los obispos que desde ahora los curas no trincarán del erario público. ¡Pues van a ser los únicos!
10:28
Por ahora.
La clave del tema está en conseguir que el voto electoral sea público como el de los diputados ya elegidos y así el gobernante podrá decidir quién es y quién no es merecedor de la dádiva prometida.
¿Cómo creen si no que se consigue la unanimidad de voto dentro de cada grupo parlamentario? ¿Cómo el criterio favorable de los altos magistrados y de los fiscales?
Espero, querido ja, que no sea nada lo del ojo.
Pepe Griyo
10:31
“Un perú que se le diera al elector no garantizaría su voto al cien por cien. Menos mal.” Dice ja.
Por ahora.
La clave del tema está en conseguir que el voto electoral sea público como el de los diputados ya elegidos y así el gobernante podrá decidir quién es y quién no es merecedor de la dádiva prometida.
¿Cómo creen si no que se consigue la unanimidad de voto dentro de cada grupo parlamentario? ¿Cómo el criterio favorable de los altos magistrados y de los fiscales?
Espero, querido ja, que no sea nada lo del ojo.
Gracias por tener la gentileza de acordarse de un autor como Martínez, tan valioso como poco valorado. Usted demuestra calidad y sensibilidad, además de un compañerismo que no son frecuentes.
El Anfi se nos remanga hoy el pantalón y pisa el fango de la política. Pena. Porque nos tiene acostumbrados a discurrir por senderos de mayor enjundia. Si bien es cierto que la democracia es el menos peor de los sistemas políticos, asistimos hoy a nivel planetario a una degradación progresiva de la misma.
¿Llegaremos en la segunda década de este siglo a una situación que recuerde al nacimiento de los totalitarismos del s. XX? ¿Ganarán los demócratas las próximas elecciones USA comomal menor y se marchará Putin a donde muchos le deseamos?
Desde luego, bajando al nivel doméstico, marzo del 08 puede ser el comienzo de una debacle que no sabemos adonde nos arrastrará. Puede que el cielo esté a punto de desplomarse sobre nuestra aldea ibérica.
Me uno al coro de los que desean al Jefe lo mejor.
Por supuesto y de primeras: que mejore don José António, que es lo principal.
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Ayer alguien me trataba de marxista. De joven me decían anarca, pero creo que soy demasiada fantasiosa y española para hacer el papel de la «burguesa» intelectualoide. Pero bueno , quizás sea un piropo, y así lo acepto.
Hablando del tema, voy a adelantar que aquí en Francia hace lustros que pasa eso, a cada cual le dan su tajada, así andamos con la deuda que tendrán que pagar nuestros hijos. Eso no es democracia, es demagogia, pura y vil demagogia. Envilece a los pueblos y hace de ellos unos asistidos.
Por supuesto que era un piropo, señora Sicard, que a uno le queda algo del pelo de la dehesa. Le tengo fran admiración por su sentido común, y creo que es usted una persona liberal de talante conservador. Y es por eso mismo (valga el galicismo) que le señalé la oincidencia interpretativa com Marx.
No veo los chistes de Martínez, pero si ha dicho eso de «ni un voto gratis» es que ya tenemos en el horinzonte un nuevo Ops.
Lo destaco en el «memento de los vivos», querido ja, porque imagino la tortura que ha de ser (yo la padezco) esa pseudovisión provocada por la lesión del vítreo. Que Dios le conserve la visión auténbtica, ésa de la que nunca ha abdicado.
Gran detalle el de acordarse y exaltar al compañero humolde del humor. Gracias en nombre de un gremio, por parte de este antiguo lector suyo.
No sé qué decirle, ni don josian, imaginá mi duelo y mi quebranto, pero sé bien que vos no sos de los que entregan, ¿cómo decís tantas veces?, «»la cuchara»». Ánimo que no puede degfraudarnso a tantos amigos que te queremos.
Interesante idea la del humorista, una vez denostrativa de que el humor va por delante de la crítica política, como decíamos en tiempos. Valoro igualmente la elegancia del compañero «senior» con el (imagino) joven compañero. Le pega, don ja. No me coge de sorpresa.
En ésta España del talante no va a quedar voto sin «RE COMPRAR», ocmo sigan las cosas como van esta temporada. Es verdad lo de que el que recibe es insaciable: hoy hay jóvenes que CREEN que tienen DERECHO a una vivienda (se lo creen sen serio), que tienen derecho a que les PAGUEN la HIPOTECA, que lo tienen a la subvención para GASTOS… Insaciables, pero la culpa no es de ellos, sino de los logreros que tiran con pólvora ajena.
Nunca vi huida hacia delante tan alocada como la de las promesas, pero tampoco cinismo mayor que el demostrado con el silencio ante la última bomba propagandística de ETA. No tienen vergüenza y eso lo vemos desde la izquierda igual que lo proclaman desde la derecha.
(Que mejore, jefe).
Martínez es un humorista de primera fila. Como tantas veces ocurre, resulat que ser andaluz (o murciano, o manchego…) es una dificultad casi insuperable para los que publican. Cualquiera como martínez sería ya famoso en Madrid.
El voto pagado. Dígale a Martínez que ése no es un invento reciente sino de toda la vida. En Roma ya funcionaba a las mil maravillas, en España para qué hablar. Aquí se compran y, lo que es peor, «se alquilan» los votos.
Perdonen la broma, pero ¿no terminaremos pareciendo una excursión del imserso? Porque una servidora está operada de ambos clisos y actualmente -y por muchos años, diría un bienintencionado- soy coliriodependiente varias veces al día.
Un beso a todos. Al Anfi, dos, que una es una mijita pelota.