Nada más pasar el susto de las elecciones, el PSC de Montilla ha impulsado un proyecto de ley que dispone la recuperación de los restos de personas desaparecidas durante la guerra civil “con independencia de las opciones ideológicas, personales o de conciencia” que provocaran su suplicio. Se aleja así la Generalitat de normas relativamente recientes en las que aún se limitaba el “recuperación” de esa “memoria” a las víctimas del bando republicano como si en el franquista no hubiera habido víctimas igualmente inocentes y, lo que a mi juicio es peor, como si hubiera alguna víctima que mereciera ese destino. Hace bien la Generalitat, en dar este paso que la distancia también de muchas posturas revanchistas, ridículas a setenta años vista, y en todo caso, insensatas en su intento palmario de reabrir heridas que no deben olvidarse pero que tampoco deben ser agraviadas. Casi al mismo tiempo nos llega la noticia de que los anteriores gobiernos argentinos han quemado los expedientes de inmigración que certificaban el ingreso en el país de los criminales nazis protegidos por Perón, con la anuencia y colaboración activa del Vaticano, por un lado, y de los servicios especiales ‘aliados’ que vieron en ellos un instrumento utilísimo para luchar contra el nuevo enemigo comunista. Alega el tardoperonismo –porque de eso se trata, evidentemente– una razón que insulta a la inteligencia de cualquiera, como es la falta de espacio en los almacenes del puerto de Buenos Aires, pero es evidente que de lo que se ha tratado es de borrar esas ominosas huellas del pasado sobre las que consiguieron la impunidad canallas tan despreciable como el sádico doctor Mengele, el asesino de las Fosas Ardeatinas, es decir, Erich Priebke, el luego raptado por el Mossad y ejecutado en Tel Aviv, Adolf Eichmann, sin contar una amplia nómina de asesinos en serie a los que Perón socorrió con la complicidad señalada y la colaboración de la diplomacia franquista. Unos por mucho y otros por poco: resulta lacerante que dos apaleados países como los nuestros, no sean capaces de encontrar un justo término medio para ilustrar la memoria sin recurrir al rencor.
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Si en los pueblos de mi Andalucía -la atlántica, porque como mínimo hay dos- hubo la leña que hubo, ya que Primo y lo que llegó después alcanzaron en un pispás hasta Badajoz, en los tres llamados años y por lo que una ha leído, en Catalonia, la Marca Hispánica, Catalunya o si lo prefieren con eñe, la cosa sí que tuvo mandanga. Un amigo que se me fue al Jardín no hace mucho, nacido en BCN y que allí vivió adolescente todo el tomate, me contaba y no paraba. Era franquista hasta los tuétanos. Yo diría que hasta con razón. Al morir ha dejado un piso con la hipoteca cancelada y una paguita para la viuda. C’est tout. Que no era un potentado, vaya.
Sin embargo, el Môzô del abuelito muerto no vivió, como los que nacimos antes del 50 del siglo pasado, aquella infancia de luceros y flechas, con la nube sombría de los que aún llevaban luto, pero sí utilizó la Incivil como un ariete más de enfrentamiento. ¿Piensan que se la va a envainar? Servidora piensa que no. Juega al ‘todo vale’. Una joven amiga mía se enardece hablándome de una posible fosa en el pueblo donde vive. Ni me molesto en convencerla de que todas las monedas siempre tienen dos caras. Ella es socialista convencida y vive sin prebendas, ni creo que aspira a ellas. Pero le han metido el veneno en el alma. Sigo considerándola y apreciándola de veras y desde hace mucho eludo hablar con ella de cualquier cosa que roce la política.
Tampoco creo que sea el ‘cordobé’ Montilla el responsable de ese seny que el Jefe mienta. O tal vez yo esté equivocada. Pero procede de tierra con rastrojos de difuntos. Una, qué quieren que les diga, ya solo va de su corazón a sus asuntos.
(Gracias por colgar la presentación de las Charlas de EM. Que no decaiga).
Pardon, l’anónimo c’est moi.
Hoy he comentado en clase un texto de P. Clastres en el que se explica la diferencia entre muertos y antepasados. Los primeros pertenecen a familias concretas, con intereses particulares definidos. Los segundos, separados por varias generaciones de sus descendientes vivos, que por consiguiente no los han conocido personalmente, pertenecen a todos. Según hayan actuado en vida, unos serán objeto de referencia en la tradición (de «traditio», lo que se entrega de generación en generación) y otros, la mayoría, quedarán sepultados en el olvido. Curiosamente se les llamará personajes «históricos» aquellos que no se olvidan, o sea aquellos que se han convertido en «verdad» a base de pronunciar su nombre una y otra vez. O sea los que se apoyan en una referencia emocional fuerte (y no necesariamente en una racional: su recuerdo puede haber sido conservado, po ejemplo en el nombre de una calle, a la que se rotulará de nuevo cuando los tiempos cambien y se considere necesario olvidar el nombre anterior).
Se pueden imaginar que enseguida los alumnos han sacado a relucir este tema de la «memoria histórica» y se han planteado el tema de si los muertos de la guerra civil, a tres cuartos de siglo de su existencia, pueden ser considerados sólo muertos o también antepasados. Ha sido un debate bonito y la duda ha quedado flotando en el ambiente. Tratábamos, después de todo, el tema del guerrero arcaico y su afán por el prestigio, que supera al temor a la muerte. Y parece claro que no todos los muertos de la contienda civil fueron guerreros, por lo que es difícil que su recuerdo permanezca vivo varias generaciones. Pero eso son consideraciones emocionales: desde el punto de vista raciona, o sea histórico de verdad, entiendo que todos ellos son importantes.
Precioso comentario del prof. Chic, comedido, inteligente. Junto con la columna justifica hoy la visita al Casino, sion menospreciar el briullante comentario de Shiva. El tema ya lo ha tratado jagm vatias veces y está claro, incluso para los «fosores» que es como él llama a los interesados en mantener viva esa «memoria» lucrativa.
Lo que me sorprende es que el PSOE de Andalucía ande removiendo fosas con la intención más sectaria imaginable, mientras el catalán se vuelve, de pronto, tan discreto. ¿No les parece raro?
Puede que se trate tan sólo de un reparto de papeles, señor Prof., aunque puede también que la propia lógica los haya reconducido al camino lógico y normal. Ya el jefe quiere decir bastante cuando habla del «seny», digo yo.
Hoy presenta jagm en Sevilla a Ignacio Sotelo –hotel Los Lebreros, 20’30 h.– uno de esos cerebros fugitivos del PSOE en busca de su libertad y de su dignidad. Allí estaré y ya les contaré algo si, aunque les adviertoi que suelen gustarme más sus presentaciones que lo que dicen sus invitados.
(Por si no lo ha advertido Zas, lo hago yo: la presentación de jagm está aquí, debajo de la columna). Seguramente la decuisión catalana trata de reequilibrar el desequilibrado barco del PSC, hoy por hoy un partido nacionalista más si no el MÁS nacionalista de Catalunya. La memoria histórica en esa región española sería muy delicada teniendo en cuenta la actividad severa del bando rojo mientras pudo actuiar. No digo más.
Bonito artículo y comentarios del profesor Chic.
Siempre es bueno volver a posiciones más razonables, sean cuales sean las razones del cambio.