Hubo en su día un carota en la Junta que llegó a decir que el cierre de Delphi resultaría, a la postre, beneficioso para el trabajo de la comarca. Hay que tenerla de cemento para decir eso, pero la realidad es que, aparte de ese sujeto, desde Chaves al último mediador pasando por el consejero del ramo, han engañado a los trabajadores despedidos con promesas que el tiempo ha revelado falsas de toda falsedad. Se ha entretenido al personal con cursos y otras pamplinas, pero de esas empresas que se disputaban a dentelladas la sucesión de Delphi, nada de nada. Cuentos. Y lo curioso es que sólo un sindicato, la CGT, ha denunciado esta realidad con claridad y contundencia. ¿Los otros? Los otros andan muy ocupados sugiriéndole que “impulse la concertación”, o sea, “más maera” cuando a principio de año se renueve el acuerdo económico –porque eso es lo que—por el que Chaves compra a precio de oro, a síndicos y empresarios, la paz social.