El coordinador general de IU, Cayo Lara, ha tenido una ocurrencia divertida a propósito de los billetes de 500 euros, esos mismos a los que la guasa nacional llama los “Bin Laden” porque todo el mundo quiere trincarlos pero nadie sabe dónde están. La propuesta de Lara consiste en tintar esos enigmáticos billetes con un color distinto al morado original, de manera que los tenedores no tengan otro remedio que llevarlos al Banco de España para su oportuno canje, una medida que él calcula que en sólo tres meses lograría sacar a la luz los 114 millones de billetes existentes cuyo valor es de 56.000 millones de euros. No está mal traída la ocurrencia de este “arbitrista” sobrevenido, pero mejor estaría que el Poder acometiera la didáctica tarea de descubrir a los ciudadanos las circunstancias y resortes de ese pufo gigantesco que debe de ser, pienso yo, el mayor que ha registrado la historia de nuestros dineros patrios. Los españoles no suelen saber, supongo, que España posee uno de cada cuatro de los billetes de ese valor que circulan en el mercado europeo y menos todavía quizá que el volumen de nuestros ”Bin Laden” suponga el 65 por ciento del dinero que mantenemos en circulación. Lo que no faltan son pistas, desde luego, como parece indicarlo el hecho de que desde que estalló la burbuja inmobiliaria española hayan desaparecido del panorama no menos de tres millones de esos exclusivos billetes, sin duda un factor capital en la economía negra que tanto ha contribuido a la actual situación catastrófica. No habría que echar en saco roto la ocurrencia de los de IU, aunque mucho me temo que esos afortunados tesoreros tengan ya en mente una nueva estratagema.
Un alto cargo policial llegaba a preguntarse a este propósito, no poco ingenuamente, si alguien se habría vuelto loco en la Casa de la Moneda a la hora de darle al manubrio de la máquina. Pero ésa es una teoría que no comparto porque parece suponer que la avalancha en cuestión no es más que un efecto no previsto de la decisión política, cuando todo indica que más bien hay que ver en ella el resultado de unos cálculos más que repensados y a los que, obviamente, no podía escapar el uso defraudador que habría de darse en el mercado negro a tan cómodos instrumentos de pago. Tendríamos que ir acostumbrándonos a aceptar que en los estropicios derivados del tráfico económico es tanto lo que se debe a la iniciativa privada como a la complicidad de los poderes públicos. Verán, por ejemplo, cómo no le hacen ni caso a Cayo Lara, con lo bien traída que está su maniobra debeladora. Dicen por ahí los escépticos que a Bin Laden no lo trincan porque no conviene a más de uno. No sé si pensar que tres cuarto de los mismo puede que esté ocurriendo aquí con los invisibles billetes de 500 euros.
Respecto a la capacidad que han procurado los gobiernos desarrollar para vigilar a la grey, puede ser de interés una foto, que corresponde al discurso de Barack Obama en su toma de poder el pasado 20 de enero, ha sido tomada con una cámara robotizada de 1.474 megapixel, es decir con 295 veces más resolución que las cámaras comerciales de 5 megapixel. Con una sola foto existe la posibilidad de «captar/fichar» a un millón de personas.
¡Qué capacidad de control tienen los gobiernos… y eso únicamente de lo que podemos conocer!
El enlace es :
http://gigapan.org/viewGigapanFullscreen.php?auth=033ef14483ee899496648c2b4b06233c
Una vez cargada la imagen, se puede «clickear» dos veces con la «manita-puntero» en la zona que quieras ampliar de la foto. Se puedes hacer varias veces hasta ver nítidamente cada una de las caras de los asistentes al acto. Es curioso realmente. Como para no pensar que muchas veces se hace la «vista gorda» respecto a lo que no se quiere ver.
¡Vaya repaso hegeliano que le ha dado el anfi al señor ministro de Educación en Onda Cero! Lo ha crucificado con un par dediscretísimas pullas que el minsitro ha encajado bien, hay que reconocerlo. ¿Cómo no estimar a un hombre de esta altura, si ademas escribe sobre temas graves y con tan buena pluma? Les haré una confidencia y es que, de entrada, yo no estimaba a jagm como se merece. El tiempo me ha demostrado lo que valñe y esta mañana me he sentido orgulloso de ser su amigo por lo menos informático.
También yo he oído la brillante polemica de jagm con sus coleguitas blandengues y posturitas. En lo que se refiere a la columna, impresionante en sus datos. ¡Cómo no iba a estallar esta burbuja si las cosas eran como jagm las describe! Una interesante reflexión que nos permite comprender muchas cosas en esta crisis.
Otra vez mi admiración por el interesanre artículo, cuyo tema no debe de ser muy conocido por la mayoría, siendo como es tan necesario conocerlo. Un escándalo de esos que se suele decir lo de «quien hizo la ley hizo la trampa», lo de los superbilletes. Estamos hundodos en la cultura canagosa de los maletines.
¿Cuántos billetes de 500 atesoran los muy cívicos usuarios de este blog protestante contra todo lo que se mueve?
Ea, pues me quito la careta. Una servidora posee un, he dicho un binladen. Lo ví pasar ante mis ojos en una entidad bancaria, casi recién salidos y tuve ese capricho. De vez en cuando lo saco de su escondite, lo miro, le levanto el dedo corazón de forma pesetera, lo vuelvo a doblar, no mucho y le busco una nueva topera para pasar otra temporada a la sombra y.
¿Soy una especuladora, una puerca capitalista acaparadora, un ser miserable insolidario?
La pregunta que expresa, señor espontáneo, vaya haciéndosela uno por uno a los alcaldes de su partido. Y no se conforme con lo que le respondan, levante sus colchones.
Un asunto revelador, una política monetaria realmente inaudita. ¡Cómo no íba a estallar la crisis! No les quepa duda de que hoy debe de haber unos cuantos que guardarán a buen recaudo, no un «bin laden», como doña Scéptika, sino un tesoro de ellos.
No se comprende que el Estado (el Gobierno) no previera el efecto de esa dfesmesurada acumulación de billetes, tan peligrosa para la buena marcha de la economía. Y menos que no haya hecho nada por recuperar esa masa de dinero que, no hay que dudarlo, está en manos de los acaparadores, empezando por los bancos, a ver que creen.
El procedimiento es bien conocido. Las mafias utilizaron siempre moneda grande para ocultar o moneda pequeña para distribuir sin peligro. En ESpaña ésta ha sido una operación calculada por los cerebros de la economía, ante los cuales los gobernantes son poco más que marionetas.
Una historia extraordinaria, no cabe duda, entre tantas como deben de estar ocurriendo en este desgraciado país –¡Dios que buen vasallo…!– a causa de las malas gobernaciones.
Por cierto, tambi´en he oído a jagm en la tertuñia de Onda Cero, con Herrera, darle un vuen empellón dialéctico al nuevo ministro de Educación, quien, menos mal, parece que pertenece a otra galaxia y no a la de las Vicevogues, Bibianas y Pepiños.
Nunca ví esos «morados» pero me encanta que a IU se le ocurra algo, para variar. No sé por qué se extrañan de las hazañas radiofónicas de don ja, tantos años después de oírle tratando de desaznar a don Luis del C Olmo.
!Qué horitas¡, D. Miller yo diría que son «sus» marionetas. ¿Cómo llamaban los sureños a sus negritos? Eh, chico¡¡¡
Pué má o meno.
muy inteligente. un saludo Don Jose Antonio