Buen cirio se ha montado con la publicación (filtrada “à lo garçon”, y ustedes me disimulen la intención y la grafía) de la letra del himno nacional español, composición ganadora de un macroconcurso convocado por esa Sociedad de Autores que nos cobra el canon dichoso, a propuesta un judoka en la reserva que preside el COI. La criatura que lo ha compuesto ha declarado ingenuamente que su intención ha sido satisfacer a esa patria suburbana y sin rostro que cada mañana pilla el Metro reinando en la hipoteca, ignorante, como puede verse, de que un himno no es un ‘spot’ ni una ‘canción del verano’ sino un poema apasionado, originalmente dedicado a los dioses a los que les sería arrebatado luego por el Prometeo de guardia. No saben en que jardín se han metido estos patrioteros, pero válgales el aviso de san Agustín que de el himno que no va sobre los dioses, ni es himno ni Cristo que lo fundó (“si sit laus et non sit Dei, non est hymnus”, ahí queda eso) y parece, en efecto, que exista cierta maldición activa sobre ese género que el Romanticismo acabó por popularizar a compás del generalizado alboroto nacionalista. Ya dije aquí alguna vez que la propia Marsellesa –que hoy cantan en la grada los ultras del Betis y que un presidenciable belga confundía hace poco con su propio himno– hubo de padecer dos prohibiciones (la de la Restauración y la del Segundo Imperio) aparte de la rigurosísima de que fue objeto en la España franquista a causa de su doble letra, y sin contar que hubo de competir con las varias versiones de la Internacional de las que todavía hoy come un buen puñado de tenores y sopranos. Los himnos son camelos cantables, epopeyas (o etopeyas) ensangrentadas que señalan a los pueblos el gañote del enemigo como la mies a segar, o bien son endechas armadas sobre un esqueleto de saudade para uso de emigrantes o exilados interiores. Siempre me pareció coherente al fracaso estrepitoso cosechado tanto por Pemán como por Dicenta con sus infumables bodrios. En Austria tienen uno con música de Haydn y otro contrahecho sobre un “aire” de Mozart pero prefirieron en su día el cancionero nazi y en Huelva acaban de hacer oficial uno que probablemente nunca podrá desbancar al pasodoble que pergeñaran cuatro amigos en una taberna allá por los años del hambre. Los himnos son una cosa intocable. Al fin y al cabo, su etimología es la misma de himen.
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Se ha dicho a bote pronto que la pobreza de la letra propuesta sugiere que no disponemos en este momento histórico de poetas capaces de mejores logros, lo cual, aparte de ser evidentemente incierto incluso si descontamos a Ramoneda, supone olvidarse de que estos adefesios suelen ser obra de aficionados como ese Rouget de Lisle, capitán tabernario, del que Napoleón no quiso saber nada y al que el propio suplicio de Robespierre salvó por tablas de la guillotina. El tema está en que el himno, así entendido, es género épico y malamente se lleva ese género con el lirismo puro y duro que acaba de intentar este aedo desconocido que pretende enardecernos a base de cielos azules y valles verdes, metiendo de matute ideales tan señeros como “justicia y grandeza/ democracia y paz” que me traen en un sinvivir maquinando en cómo resonarán en la voz poderosa de Plácido Domingo. Con Franco teníamos tres himnos pariguales entre los que el “Cara al Sol” expresaba mejor que ninguno el atractivo dinamismo del “vivere pericolosamente” que todavía profesaban poetas tan decentes y entrañables domo Ridruejo, y que cerraban cada noche las emisiones de radio como un mantra inconsciente en el que los niños traducían “impasible el ademán” por un mucho más lógico “imposible el alemán”. Por lo demás, poco sentido tiene meterse en ese laberinto ahora que Teseo anda escurriéndole el bulto al Minotauro. Si no tenemos una bandera sino diecisiocho, ya me dirán por qué coñe enredarnos poniéndole letra a una marcha muda de toda la vida.
Hay algo en este tema que el Anfitrión apunta pero que creo que no lo remarca de forma suficiente. Y es la bastardía de su origen. Los padres del asunto son la SGAE, repasen la biografía de Teddy Bautista, por fa, y el llamado COE, que representa a los deportistas –bienpagaos, of course- de élite. Los muchachitos sienten complejo de inferioridad cuando ven musitar a sus adversarios las letras de sus himnos y se ven obligados (¿?) a tararear cada uno su chinta-chinta. Más valiera que se conformaran con una actitud respetuosa, que no tiene por qué ser firmes, ar, y dejaran de tocarse ciertas partes del cuerpo o rascarse, como he visto alguna vez.
Servidora tiene de melómana lo mismo que de sargento de la guardia suiza. Lo mejor que me sale como comentario de la mayoría de las músicas es que me resulta molesta. Aunque haya alguna que casi no me molesta e incluso alguna me resulta agradable. Pero poquito. Napoleona que es una.
De todas formas, creo que el tema es secundario tras el pisotón que supone la entrevista de don Pjota al resto del periódico. Al poeta manchego le aplaudo su deseo de agradar al respetable, que creo que es terminología taurina.
Por cierto, ¿a nadie se le ocurre solicitar la anticonstitucionalidad de esos himnos que se cantan en lenguas hispanas, por mucho que les joda llamarse así todavía, y que hablan como bien dice el Jefe, de segar cuellos –todos sabemos de quién- o llaman a la lucha –todos sabemos contra quien- a los valientes gudaris del tiro en la nuca y los coches bomba explosionados a distancia?
Divertidísima columna, sí señor. Comprendo, por lo que dice doña Icaria que los jóvenes echan de menos una letra estimulante y vengativa. Mejor que mejor: ya tienen escusa cuando vuelvan a casa perdiendo.O que se inventen un aka!
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Eso de que himno e himen tienen la misma etimología no me creo, pero es graciosísimo: si non é vero é bene trovato.
El principio también es graciosísimo., una perla los paréntesis!
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Con mucho retraso he reaccionado a la columna de ayer….
De por válido el étimo que propone don ja, porque está bien avalado y es, en definitiva, ABSOLUTAMENTE cierto. Hay cosas que son graciosas y no por ello inventadas.
Conmiseración es lo que produce es el interés por darle letra a un himno que, -acompañado de esa música durante la noche franquista-, no interesa nada más que a cuatro nostálgicos del alienamiento que produce el deporte de competición.
«La Vanguadia» de hoy trae un editorial sobre la escasez de agua en Barcelona y la poca previsión que ha habido sobre el tema en años anteriores.
Se espera que para Marzo-Abril comiencen las restricciones si Zeus no ayuda desde el Olimpo.
Lo tragicómico del asunto es que está previsto traer el agua de la Almeria industrial y previsora, que tiene una de las mayores plantas desalinizadora del mundo. Con barcos cisterna.
La futura planta catalana no estará en funcionamiento hasta finales del 2008. ¡¡¡Previsores que son estos catalanes!!!
Muchos de mi generación han cantado dos de los tres himnos que alude don jagm. Otros tanto han cambiado la Inter con letra comunistona y con letra de repertorio socialdemócrata. Pero ya en ocasioens anterioes nos advirtió él mismo algo que estos días se repite mucho: que una MARCHA, granadrea por más señas, no admite razonablemente letra. Quien se ha inventado eso de la necesidad de laletra del himno es alguien muy de esta época descerebrada en la que casi todo cuela. Quien se ha encarghado de perpetrarla con un concurso monstruo, ya saben quiénes son.
A mi me da no sé qué ver la cara de ese hombre, héroe por un día, que ha ganado el estúpido concurso.Creo algo mñás sencillo que todo lo que escuché hasta ahora: que no un himno (en snetido político) es un producto medieval-romántico hoy irreproducible. Nada más fácil de entender si no es por quienes tienen muchoi que ganar con el equívoco.
Esa letra es una castaña. Seguro que al Raúl y los demás descerebrtados de oro les encanta. Y que acaba encantando a mucha gente. No somos más tontos porque no nos dan oportunidades como ésta.
Ricídula, simplemente. Cursi hasta dejarlo de sobra, vacía de sentido, tópica de la peor lírica. Cuando esa criatura viva sus diez minutos de gloria que lo devuelvan a su diario buen pasar y que nos dejen tranquilos de una puñetera vez.
No sé de dónde se ha sacado este caballero que la M;arsellesa se canta en lñas gradas de los hinchas de fútbol. Yo no lo he oído nunca.
Como siempre hay un fondo de mala uva en todo lo que escribe este tío. (Perdón doña Icaria, no me maltrate con sus saberes de tercera edad)
A lo mejor quería usted un himno a Deméter, so soplapoyas. Se ha hecho lo normalñ. ¿Ha oído usted muchos himnos extranjeros? Pues todos más o menos son iguales.
Lo primero, megalómano Montescristo, es que soplapoLLas se esbribe conn elle, y no con y griega. Lo segundo no merece m´ñas que desprecio dialéctico, porque si todos los himnos son, en definitiva, un lugar común, ya me dirápara qué necesitamos nosotros eso.
De verdad, Abate, usted está como unn cencerro.
Sí, madame, himno e himen proceden de la misma voz griega, no sé por qué le produce tanta perplejidad, pero no tiene más que consultar un buen diccionario etimológico.
Sobre el himno: que de toda esta lo más llamativo es ella misma, el hecho de que haya sido capaz de interesar y atraer la atención de la gente en general. Cada vez que veo a los Raúles descabezándose a la hora del himno me acuerdo de los millones que ganan y me entran ganas de quitar el sonido.
Pero vamos a ver, queridos coblogueros: ¿cómo es posible que andemos con estas monsergas porque resulta que a unos cuantos les ha llamado la atención que los peloteros de Colombia o Serbia dispongan de un himno cantable? Cuesta admitir que estemos en estas cotas tan bajas de racionalidad colectiva. En cuanto a la letra –si hay que entrar en el fondo, se entra– me parece una solemne e insulsa pamplina, versillos baratospara uso de mendrugos emocionables que lo mismo acabróan lloramndo con ella, no digo que no, pero también con cualquier otra. Miren con qué premura han dado marcha atrás diciendo que se trata sólo de una propuesta…
Ganas de perder el tiempo. O de ganarlo…
Ese Sociata 2 debe al fútbol`poco, proque yo he oñido la Maersellesa en m´ñas de una opcasión y en más de una hinchada. Lo cual refuerza la tesis de la columna: dudosa cosa es un himno que sirve lo mismo para morir en un asalto que para celebrar un empate.
Himnos, guerras…: todo ese universo simbólico es uno solo. La Razón no entiende de himnos, pero ya se sabe que a ZP acaba de decirle un sabio consejero que los elecores hacen más caso al sentimiento que a la Razón. Raúl mirando al cielo emociona a más idiotas que las imágenes tremendas de una catástrofe de las que diariamente vemos en el televisor a la hora comer. Por eso andan metidos en esto, al nargen de que no sé si saben que todavía hoy hay herederos del maestro de música que arregló la Marcha Real que cobran sus «derechos de autor».
Pues a mí no me parece tan malo, veo que no estoy a la alta altura de estos señores que saben tanto.
Impecable columna, graciosa, irónica, cilta, documentada (ya sé que de memoria, faltaría más). Oportuna en el sentido de que todavía hemos de oír muchas idioteces sobre el tema. ¿Se pronunciarán nuestras doctas Academias? No me extrañaría, teniendo en cuenta que aquí hay ya Academias presididas por titiriteros.
Llevo muchos himnos aprendidos.En los Maristas me enseñaron una de las letras franquistas de la Marcha Real, ademásdel suyo propio,delque Vaz de Soto se chotea a modo en «El infierno y la brisa», cosa que puede atestifuar el señor gmarín por carle muy cerca. Luego en la mili aprendí el de la Fiel Infantería que, según mi capitán, era «el más hermoso del mundo», nunca olvidaré esa expresión en boica de aquel zote. En la uni escuhcé medio enterado el Gaudeamus igitur y en el PC la Inrternacional, y digo «la»porque en aquellaépoca no había otra por muicho que Chaves corriera ante los «grises», jua, jua, jua. Total que no quiero más. A mis nietos, cuando los tenga les enseñaré el «Hala Madrid». Siempre será mejor que «Yo tenía un camarada», vamos, digo yo.
jefes ganar a indios por una cabeza
Lo que dice Austria es verdad, porque los copiones de aquí también nos enseñaron ese cancionero. Y lo que dice de Huelva, va a misa, lo cual, dicho por el Hijo Predilecto de la ciudad tiene su mérito.
Ah, Plaza Monjas, tu ser gilipollas, con elle, envidia cegar vista de hombre blanco.
¿Con elle? Con elle, con y griega y con doble y griega.
Jo, ¿a que me voy a poner seria? Vamos, señores, vamos,no se me sofoquen vuesas mercedes que hoy soy yo quien piensa que se está yendo vivo no solo el tema propuesto por el Jefe, sino que el enredijo de dimes y diretes ha sobrepasado un límite.
Conozco un casinillo o club u hogar de tercera edad, jodido Alz., una de cuyas dependencias se conoce como ‘el avispero’. Quien decide sentarse a esa camilla, ha de pegar el culo a la silla hasta que se le borre la raya del ídem, porque si se le ocurre levantarse y marcharse, será víctima de la más venenosa maledicencia por parte de los que aguantan el tipo y permanecen en su lugar, descanso. Si paso por la puerta, no pierdo ocasión de ajustarme la montura de mis gafas o hacer como que miro en el bolso, cualquier cosa antes de de que alguien de allí repare en una servidora y me invite a entrar.
Otrosí digo que acabo de leerme enterito el ‘Gaudeamus’, pues nunca pasé del ‘molestam senectutem’. Macharronhica latina lingua, afirmo.
Y un ruego, ¿alguien me pondría en la pista de un «‘migüerva’ tiene una ría» en un formato audible en el ordenata? Recuerdo haber leído al Anfi a su son. Bien merci.
(Si me quieren escribir, ya saben mi paradero: esceptika@gmail.com).
Huy, que se m’olvidaba. Agradecería a mi don Gramático, a mi don Heródoto, o a cualquier voluntario queme aclarase lo del étimo de… bueno, ya saben qué. (La versión del Drae que manejo, tal vez antigüita, ýpsilon, my, eta, ny, habla de membrana -justito- y ýpsilon, my, ny, omicron, sigma, de loa. En un etimológico del año de la polka que guardo en Mis Favoritos, no vienen).
Vera, doña. Himen significa membrana, en efecto, y digo que tengo para mí que elétimo es el mismo que el de himno. Recuerde, por ejemplo, su relación con himeneo (canto de boda…) aunque se haga derivar, a veces, de otra raíz griega que significa exaltar. Doña María Moliner no está segura de esta relación pero remite a himen para explicar himno… Ni palabra dice Raimundo de Miguel, maestro máximo, ni otros que consulto pero creo haber leído algo en Durando, el canonista. Doctores tiene este blog, pero sugiero que la relación es patente y que el silencio se explicaría quizás por algún prurito de pudor.