Un dato definitivo para calibrar la sensibilidad social de la socialdemocracia que nos gobierna es el ofrecido ayer por El Mundo: Chaves gastará más en la remodelación del Palacio de San Telmo (residencia oficial con apartamento presidencial incluido) que en inversiones para centros destinados a atender a personas deficientes tal como establece la publicitada ley de Dependencia. Gesto cesárea –no iba descaminado ‘The Economist’, no, al hablar de su talante ‘real’—que no deja margen siquiera al debate, porque resulta elocuente hasta la evidencia. Los dineros de la máxima urgencia y necesidad, destinados a inversiones de lujo y todo, que es lo malo, con la bendición del Parlamento. Ni Chaves y los suyos pudieron jamás soñar siquiera con llegar a más ni la democracia a menos.