Lo de las prejubilaciones fraudulentas se está convirtiendo en el peor enredo que haya vivido la Junta desde que hay autonomía. No sólo por la enormidad del dinero comprometido, ni por la desfachatez del procedimiento que describe el propio director general que lo administraba, sino porque –sobre todo tras la ampliación del “caso” decretada por la jueza—resulta evidente que un enjuague de esa naturaleza y volumen no es concebible siquiera sin que fuera conocido y autorizado desde la Presidencia. Todo apunta a que este presunto saqueo es de máximo calado. Probablemente sea el primero de los tinglados descubiertos que merezca ser llamado “caso Junta”.
Efectivamente la palabra exacta sería SAQUEO, una afición juntera desde los inicios de los tiempos, la extracción de la savia popular, tó p’al pueblo, sí Señor, qien dijo miedo, miedo a qué?. sigamos negando la mayor.