La enormidad de lo ocurrido en Huelva ha contribuido a velar si no a encubrir el horroroso suceso ocurrido en Adra ¡el 21 de febrero!, es decir, hace más de un mes, y en el que un niño de 10 años fue sometido a malos tratos, obligado a practicar felaciones y sodomizado por un menor de 13 ante tres testigos que parece que participaron en los hechos además de grabarlos con el teléfono. Hace más de un mes y el caso rebota entre la Junta, la Fiscalía y el Ayuntamiento, una vez archivado el caso simplemente porque el agresor principal era menor y en espera de que se determine su estado mental para adoptar unas más que improbables medidas siquiera cautelares. Y lo de siempre: el agresor y compañía en el cole, tras cumplir un castigo simbólico, y la víctima hecha polvo en espera de una Justicia que nunca llegará. Un caso canalla, sin duda, propiciado por la lenidad de una ley que encuentra en la insensatez de la autoridad su mejor aliado.