No me ha sorprendido ni poco ni mucho que un equipo de fútbol, el mítico Boca Juniors nada menos, haya tendido la idea de crear un cementario exclusivo para su hinchada o, como dicen los porteños, para la “barra”. La “barra” del Boca es para verla en los alrededores del estadio porteño, especialmente en los días aciagos, expresando su “afición” al más puro estilo salvaje, en plan “naranja mecánica” total, pero no es distinta de otros muchos “ultraísmos” –hay que ver para lo que puede quedar el término inventado por Guillermo de Torres para designar gráficamente a la ‘vanguardia de la vanguardia’—que funcionan por ahí el calor de otros colores, y que expresan su adhesión incondicional con el bate y la tea destrozando estadios o pegándole fuego a los asientos con las trágicas consecuencias ya conocidas. Es tan hondo el sentimiento forofo que hace mucho que se ha jugado con la metáfora de compararlo con el religioso, es decir, con la hipótesis de que el fútbol sería, en definitiva, no un simple divertimento algo salido de madre, sino un sucedáneo de la Trascendencia, una suerte de culto laico calcado en el subconsciente del milenario modelo religioso. Lo mismo se dijo de algunos partidos políticos –recuérdese el deslumbrante retrato del “militante” que Sartre hizo en ‘Situations’—y, muy en particular, de las organizaciones comunistas en cuyo funcionamiento hasta un ciego podía ver –aunque algunos, yo mismo, no las viéramos en su momento, miren lo que son las cosas—la reproducción calculada de mitos y ritos, de organizaciones y liturgias y, que era lo más importante, del espíritu rígidamente jerárquico que tan finamente supo disimular el propio Lenin bajo el disfraz de eso que se llamó “centralismo democrático” y que fue combatido con tanta energía por los mismos que lo siguen practicando una vez muerto el Cid.
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El hombre aspira a altas agarraderas, necesita aldabas firmes, y si no las encuentra a propósito o le caen a trasmano, pues se improvisa un sucedáneo y a vivir que son dos días. El fútbol mismo. El fútbol es una religión tan activa como cualquier otra y casi tan lucrativa como las demás. Bueno es que lo recordemos en pleno funeral ‘corpore insepulto’ de nuestro sabio entrenador nacional, aunque sea para entender por qué un equipo monta su camposanto en régimen de exclusiva. Después de todo, la Iglesia católica ha mantenido cerrados a cal y canto los suyos a no pocos creyentes, por ejemplo a los pobres suicidas y a otros disidentes de la disciplina oficial, y para qué hablar de los de otras religiones, mientras que hasta Franco tuvo que fingir que el monumento de Cualgamuros –el Valle de los Caídos que los ingenuos extremistas quieren reconvertir en una especie de parque temático del cainismo hispano– venía a ser un funeral por todos los caídos y no sólo por los suyos, como ahora de nuevo reclaman las atroces y anacrónicas esquelas mortuorias del zapaterismo. Dicen que en el dormidero del ‘Boca’, arrullado por el bandoneón populachero y turistón de aquel barrio de leyenda, tendrá su parcelita el gran Diego Maradona, lo que sugiere que el culto futbolero argentino se ha degradado en una especie de evemerismo que ha rebajado su metafísica hasta ver en sus dioses lejanos a simples héroes legendarios cuyas tumbas decían conocer los viajeros como el propio Evemero o Pausanias entre tantos otros. Los argentinos, aparte de todo, tienen ese lado necrófilo que alcanzó cotas altas en la costumbre de saquear panteones políticos aunque alcanzara su cenit en la macumba de Evita. Pero nadie puede asegurar que su invento no acabe conquistando la mente rapada de esos ultras subvencionados que cuentan ya, como todas las religiones, con sus víctimas y con sus mártires. Mucho ha degenerado la Humanidad desde la ordalía de David o desde el juicio de Paris, eso va a misa. Pero desprestigiado el cielo, ya sólo quedaba asegurar el limbo. Y ahí lo tienen ya.
Sorry, lo siento, excussez-moi. Pero sobre ese espectáculo vilmente monetarizado, sobre ese escaparate de nazismo juvenil subvencionado, sobre ese modelo de violencia ensalzada, sobre ese lujo insolente de satrapillas ignaros, no voy a decir ni una palabra. Ni una.
Me extraña, oh Epiilustrada, tamaña reducción. Varias veces asomó aquí el teme, y yo lo veo natural, dado su relieve que no es que cabe deducir de sus desdenes. Y ello aparte, ja habla aquí de un tema antiguo, la sustitución de la Tracsndencia, lam entablemente en un día de excesivo calor. Mala suerte, pero hay que conformrase con estas tiranías de la vida.
Nada me va en el tema porteño, bien lo sabes, querido, pero me he rteído mucho con tu ironía sobre ese mundo, la barra, el Templo junto a la calle Caminito y todo lo demás. Recordaba tu teoría, pero me ha gustado volevrla a encontrar, es como rejuvenecer esto de repasar el libro de la vida…
El recurso a la crítica del fútbol es infalible y proipio de escuchimizados, ¿Lo es el señor gm, gran pontífice de las ondas, cuántos partidos ha jugado en su vida esta rata de biblioteca? Aburrrrr.
Iteresante revisión d eun tema poco menos que clásico, la trascendentalización de un sentimiento. Algo de eso dij el viejo marxismo sobre la propia dsecendencia, sobre los hijos, en los que creyeron ver aquellos genios el gran motivo sublimador de mucho padre. ¡Imagínense lo fácil que resultó a otros ampliar la teoría y aplicárnosla a unos célibes a los que, para mayor evidencia, los «hijos» ajenos llamaban «padre». Mucho me ha entretenido la columna y el tono divertido en que está devanada la anecdota. También yo lamento, como doña Epi, esta abulia preotoñal.
Ese mea culpa del militante entonado acon humildad l final del primer párrafo me ha conmovido porque estpy nconvencida de que es sincero. Me gusta esa independencia de ánimo que es capaz de confesar y hasta de cumplir en público esa diua penitencia que es la publicidad.
Hya mucha bibliografía sobre el tema comno para despreciarlo como mero comentario sobre algo intrascendente, y el propio jagm ha citado aquí a más de un autor sobre el tema, desde Patrick Mignon a Vicente Verdú. Sin contar con que el fútbol es un fenómeno de enorme trascendencia social hoy, nos guste o repatee (como a mí me repatea); no ha más que encender la radio a cualquier hora. Que en este país el ridículo debate comparativo entre fútbol y baloncesto haya logrado tapar los graves asuntos del momento, me parece revelador y confiera a este comentairo un sentido muy especial.
Interesante la idea de que el animal humano encuentra donde sea la trascendencia, que no se queda solo ni a tiros. Hay otros muchso ejemplos. El de los amantes del saber, el de los enamorados del poder, el de los siervos del negocio, el de los trovadores más o menos sinceros. Los hombres aspiran siempre a contar con aldabas fuertes, eso es una buena observación que me ha sorprendido en el conetxto de una crítica irónica del futbolerismo. Aunque no hay que perder de vista que el texto dispara también sin bala sobre el argentismo y su peculiarísimo estilo. Fracamente, esperaba mucho mayor interés por ñél cuando lo leí temprano esta mañana.
No estoy de acuerdo con el displicente comentario de doña Epi, a la que leo con fruición cada día, pues no tiene sentido desdeñar una columna por su tema, sino por su tratamiento banal o inadecuado. Precsiamente uan de las cosasue varios blogueros confesamos que permiten apreciar la tarea de gm es esa capacidad para extraer de los pequeños ejemplos de la vida, o bien de estas realidades tan poco «importantes» (parece que doña Epi no quiere «rebajarse» a hablar de fútbol en un mundo que no habla d eotra cosa salvo a ratos), conclusiones brillantes. Muchas veces le hemos leído cosas divertidas e inteligentes a propósito de temas que, de habernos quedado en el umbral, jamás habríamos penetrado. Aunque ya me pareción en ocasiones anteriores en que el anfi trató de los futboleros que a doña Epi el tema le daba alipori. Lástima, porque nos habríamos re´ñido seguramente con su infalible humor.
Por lo que a mí respecta diré que esta banalidad del titular del blog refleja seguramente la suya propia, aunque debo reconocer que de ves en cuando se descuelga con sabias cuestiones que más bien parece que le sirven para exhibirse ante el respetable (?) que aquí se da cita. A mí me gustaría más que hablara d elo que ocurre en Interior, de la Inmigración (como ya hizo varias veces), del Líbano. Ayer mismo tuve ocasión en Punta Umbría de escucharle unas consideraciones muy acertadas obre éste último conficlto al presentar al embajador de Israel, en el ciclo que dirige en Huelva. En fin, no todos los días s epuede agardar a todo el mundo, supongo. Hoy parece que este retraimiento de los contertulios lo certifica.
A mí sí me interesa el tema, porque creo que el interés de los temas no lo atribuye nuestro gusto personal sino la propia realidad. También yo me desplacá a Punta Umbría desde otra playa cercana para asistir a ese magnífico ciclo sobre Líbano, dirigido por nuestro ja, en el que han intervenido un peso pesado por cada bando, el prof. Martínez Montávez y el embajador Harel.
Volviendo al tema he de decir, además, que no sé por qué considerar que la columna de hoy se ocupa de fútbol en lugar de ver en ella una reflexión sobre el instinto religioso, que es mucho más importante, y del que ya se ocuparon, como seguramente saben mis coblogueros, muchos teóricos clásicos, en especial desde el pensamiento progresista.
Qué raro que el Pablo (el falso) de ayer no haya aprovechado para insistir, pero hoy puede leerse en el mismo periódiuco en que el jefe escribe una defensa del actor Rubianes que demuestra hasta qué punto la beatería y el catecismo progre, reciclado para espontáneos, resulta facilona y absurda. La buena notivcia es que, en efecto, parece que Gallardón se plantó al fin frente al trincón que quería un lugar y dinero públicos españoles por el solo mérito de insultar a España. No merece mayor comentario ni se aconseja su lectura.
Hoy no parece que lo hayan entendido, jefazo, y es una pena porque dice cosas muy divertidas y algunas más que penetrantes. Qué vamos a hacerle, los gustos son imprevisibles. Mañana será otro día. ¡Fíjese que ni siquiera nos na adoctrinado doña Atélite! (No hagan caso, que es broma).
Calculo que la semena pasada se han publicado entre Le Monde y Libération –ya ven que no pare en L’Express ni el Fígaro– no menos de treinta comentarios futbolísticos mucho menos interesantes, pues, como seguro que el anfi sabe, trataban de la suerte de la selección, cuyo fracaso en el Mundial le cuesta digerir a la culta Francia.
ES interesante la broma del carácter religioso de la afición deportiva, auqnue coninido con alguien ahí arriba en que hay otras muchas «religiones» funcionando a nuestro alrededor.
Un día plano, reflejo de estos tiempos de recalmón que estamos viviendo, y a pesar de que la actualidad no puede ser más intranqulizadora.
En la charla de Punta antes aludida por dos blogueros, me sorprendió la mano izuqierda de ja y, también, su capacidad de reflexionar sobre las propias convicciones. Allí se dijo que Irán es el gran problema que sobrevuela esta temporada sobre todos nosotros y no solamente sobre los judíos. El embajador estuvo sumamente duscreto renunciando a ocmentar la posición del Gobierno de España, pero cdij no entender la visita de González en el momento mismo en que la ONU acordaba sancionar a esos locos.
23:56
Yo tampoco entiendo nada de furbo me sumo, como tantas veces, a al comenterio de doña Épi K y no extraño la ausencia de nuestra doña Atélite. Pero…
Pero no me puedo resistir a terminar el chascarrillo de mi muy apreciado Sr. Cura de Pueblo:
“que, para mayor evidencia, los “hijos” ajenos llamaban “padre”.”… , menos sus hijos que le llamaban tío.
Esperando su indulgencia. P. Griyo.
Eso no es un chascarrilo sino un ducho que recoge Richard Ford en su libro «Las cosas de España», el clásico del viajero romántico. Ford escuchó esa broma en la call e sevillana de de los Abades, tofavía en el callejro, u decía textualmente: «Calle de los Abades; todos tienen tío; ninguno tiene padre». (Algo parecido he leído en un texto viejo sobre Segovia y no dudo que el dicho estuvo repartido por muhcos lugares).
Son las 12’30 y la columna de ayer aún no fue sustituida por la de hoy. Luego culparemos al calor y demás, pero el jefe debería pedirle a los responsables de estas tardanzas una cierta diligencia. Por las maánas está uno mças despejado, menos condicionado por el noticiero del día, más libre en definitiva. No disponer a esas horas del texto nos priva d ela posibilidad de expresar más animadamente su contenido. Jefe, tome nota.
He leído con sumo interés la columna que aún no han «colgado» sus perezosos gestores, y quiero dejar constancia de mi estima por las muchas cosas que sugiere al hilo de la anécdota. GM se maneja muy bien, com muy buen criterio, cuando se mete en el huerto de la salud (o de la sanidad), y parece indudable que se informa en fuentes de primero orden, cosa que ya nos gustaría a los facultativos que hiciera el Ministerio y para qué hablar de esa sconsejerías autonómicas en manos de partisanos muchas veces sin experiencia alguna.
Cerrado por descanso dominical, no hya blog que valga. Veo, sin emabrgo, que otros blogs funcionan puntualmente. ¿Qué ocurre, jefe, no le interesan los comentarios? Mañana veremos si el cierre ha sido sólo dominical p va para largo. Pero creo que los blogueros y lectores merecíamos una explicación.
una pena no habe rpodido comentar hoy, como verán quiens vean la columna en el periódico. esto no es serio, don anfi.
Como ya le he reñido alguna vez a los andaluneteros, hoy no voy a hacerlo. Sabe Dios lo que sabe Cristo.
Eso sí. Ya me voy mordiendo los codos después de acabar con uñas, manos y antebrazos, por saber qué escribe hoy el Jefe sobre sanidad. Hmmm. Si yo te contara…
(Nota Bene. A mi bienamado don Beturia, puesto que aún está colgado el blog de ayer. Dice «…displicente comentario… (y luego) …no tiene sentido desdeñar una columna por su tema, sino por su tratamiento banal o inadecuado». De displicente, nada. Afirmo rotundamente el primer comment, pero sin displicencia ninguna. Reafirmo que el furbo, como bien puntualiza mi no menos bienamado don Elitróforo, es antes que muchas otras cosas un instrumento de manipulación, un mecanismo alienante que bien saben utilizar quienes lo utilizan.
Para nada desdeño la sabia columna del Maestro. Sólo intentaba -y ya se ve que no acerté- poner un espejo deformante ante esa realidad que al parecer absorbe tiempo e ideas de tanta gente. Mi invectiva, mi humilde catilinaria, y ya se ve que una no es Marcia Tulia, pretendía temover las quietas aguas ayer a mediodía cuando una y otra vez veía el «Sin comentarios aún».)
Respetada doña Epi: me asomo al blog, extrrañado de estas tardanzas, y me topo con sus puntualizaciones a mi comentario de ayer. Tranqui, doña, que no pretendía sino puntualizar yo a mi vez, pues, insisto, justo por ser un instrumento alienante de gran potencia, el fútbol merece la atención de nuestros vigías. Merecía la pena el artículo de ayer, créame, aunque a lo mejor lo leyó, pero seguro que la parroquia hubiera apreciado su plática así como la de don Griyo más que sus respectivos silencios. Es inevitable, los temas nos seleccionan, ya lo sé. Pero tengo mucho aprendido a propósito del cultivo de secano o del sexo de los ángeles.