Dice el presidente Sánchez –siete ministros fallidos, entre cesados, cuestionados y expectantes— que el “régimen” andaluz es el espejo en que él y los suyos se contemplan. ¿Un lapsus freudiano? Puede, pero, en cualquier caso, un despropósito como eslogan electoral, teniendo en cuenta todo lo que hay que tener: una región –¡huy, perdón, una “nacionalidad histórica”!— en la cola europea tras cuatro lustros de “régimen”, la mayor macrocausa por corrupción de nuestra crónica política y hasta los esperpentos en marisquerías y putiblubs. Quién sabe, a lo peor se trata de una confesión espontánea.