Se ha dicho y repetido por ahí que los socialistas franceses le acaban de dar una lección de órdago a sus homólogos españoles al organizar esas espectaculares “primarias” de las que ha surgido indiscutible, aunque deba esperar aún los resultados de una segunda vuelta, la figura de François Hollande y, ya retranqueada pero en posición respetable, la señora Aubry. Aquí, habrá que recordarlo, las prometidas “primarias” no pasaron de un ridículo paripé protagonizado por dos espontáneos, a cual más irrelevante, que fingieron disputarle la candidatura a quien, contra el designio del propio secretario general del partido, se había hecho ya con ella donde se hace uno con las candidaturas, es decir, en las alcantarillas de la organización. Allá se ha celebrado un referéndum con asistencia de millones de electores y hasta de simpatizantes que han debido abonar un euro en concepto de derechos de participación, y que incluso habrá de rematarse en una nueva cita. No ha querido la muy atomizada izquierda francesa (lo que queda de ella, porque el PCF es ya pura arqueología y los grupúsculos radicales mera prestidigitación) desaprovechar la ocasión que le brindaba el duro desgaste de una derecha personalista como la que con Sarkozy no cabe duda de que ha brillado en muchos momentos pero que ha acabado sepultada por los escombros del templo, como en todas partes han acabado los partidos gobernantes, tras el terremoto de la crisis. ¿Son concebibles siquiera aquí debates abiertos como los mantenidos allá entre los diversos aspirantes? Pues evidentemente no y ello quizá se deba, en muy buena medida, a que el partidismo español, a derecha e izquierda, y a diferencia de otros europeos, ha sido en esta etapa democrática especialmente dependiente del liderato personal, pero también a que la llamada socialdemocracia española ha llegado a esta curva de la crisis agotada como pocas veces en su historia. Un dirigente sevillano lo resumía hace poco en no sé qué comité director de su chiringuito: “No le demos más vueltas si no queremos perder el tiempo. Aquí lo único que ha ocurrido es que la gente se ha hartado de nosotros”. Más claro, ni el agua.
Ya es bastante sugerente el buen trato que los poderosos de la política le están dando a los “indignados”, un poco por todas partes, sin percatarse de que, dándoles la razón, están aceptando su propio y radical fracaso, que es lo que denuncian antes que nada, lo mismo aquí que en Washington, esos arcabuceros ciegos. Y esa ruina no se restaura más que con un vapuleo a fondo de las ideas y del modelo organizativo. “Refundación” creo que le llaman a eso, con más razón que un santo.
No hay color, aunque haya qu ereconocer que el PSF también ha estado en la cuerda floja todo este tiempo, aparte de que ha sido penosa su defensa de Strauss-Kahn y los forcejeos entre aspirantes. «La PSOE» está a punto de quebrar por la crisis,m y eso es distinto. Cuando se vean sin cargos que ofrecer ni subvenciones que regalar ni Eres para los fieles, se van a desmoronar como se desmoronó la UCD. No hay mal que cien años dure, aunque dure treinta.
No se a que viene la comparación si no es por dar leña a los de aquí dentro. Ocupese de otros problemas, que no faltan
Al PSOE le ha ocurrido –en cierta medida como a toda la clase política española– algo sencillo, que se ha convertido en una empresa de colocación. La perspectiva de perder el Poder rompe con todo su pasado. Ya veremos cómo se las averiguan para «refundar» un partido cuya ideología se ha volatilizado.
Hombre, don josean, lo que no cabe es comparar posibilidades de comportamiento entre partidos de tan distinto valor. No se pueden comparar a las Pajín, Bibianas y Trinis con las Aurby, Royal y compañía, ni a los Blanco con los Hollande. Hablamos de realidades distintas no comparables. Por eso aquí no es posible dejar suelto al personal como puede hacerse allá. Inténtelo y verá.
No hay duda de la distancia entre ambos partidos. España no es Europa… todavía… del todo. Esperemos que lo sea algún día, pero dsede luegoi no serán estos perdedores los que protagonicen el cambio.
Ese militante avisado con cuya cita se cierra el primer párrafo daba en el clavo. Solo que no es solamente hartos sino hasta la coronilla…
No es el PSOE el que se viene abajo sino la Izquierda. Y nosotros, la gente de Izquierda de siempre, sentimos una especie de cabreo interno motivado porque no nos explicamos la razón de tanto disparate. En Europa las cosas no van tan mal y creo que esta crisis va a despejar el camino momentáneamente a esos partidos socialdemócratas que, hay que reconocer, que no tienen recetas distintas de los otros. Ánimo y a seguir. Algún día las cosas mejorarán, No cree usted señor gómez marín?
Una lección soberana, sí señor, que con toda seguridad no aprenderán. No interesa. Todavía hay duferencias.
El problema es que la Izquierda se ha quedado en el aire, nuestras ilusiones y conceptos se han visto de pronto colgados de la brocha, y no ha habido nadie capaz de «repensar» la utopía. (Lo de la «tercera vía» ya ven en qué acabó). Seamos sinceros, la Izquierda no ha tenido en España más que poder, que no es poco, pero a largo plazo es insuficiente. Otra cosa es que por ahí anden igual, que es lo que creo, aunque haya todavía energías bastantes para gestos como el que se comenta hoy aquí.
Por Dios, al leerles parece que Aubry,Hollande o Royal son la crème del intelecto y de la cultura! Pues no señores, que estoy por decir de ellos casi lo mismo que dicen ustedes de su personal .El señor Hollande que acaba de ganar «las primarias» es tan inconsistente como el queso del mismo pais.No creo que este señor sea capaz de reformar los horarios de su casa, ya me diran qué podrá hacer para Francia;
Besos a todos.
¡Huy, si supiera, Madame Marta! Usted no se imagina al personal que hoy manda en España. No digo yo que el queso de Holanda sino que aguachirle…