Dos tragedias para un día de fiesta popular y democrática, es cierto, pero ese doblete debe duplicar la determinación de una sociedad libre. Hay que ir a votar, sin cálculos ni temores, conscientes de que un régimen de libertades no debe arrugarse ante una banda terrorista ni ante un eventual asesino, por más que el dolor nos prive de la legítima satisfacción de ejercer nuestro derecho al autogobierno. Huelva suma a la tragedia de España la propia de la niña muerta, pero ello no debe abrumarla sino prestarle vigor para fortalecer la seguridad y la libertad de todos. Y el voto, la elección libre, es nuestro único instrumento. Ni los bandidos ni los asesinos pueden, al final, contra todo un pueblo que se mantenga unido. Hoy es día de demostrar ese convencimiento, en silencio, tragándose las lágrimas si es preciso, cada uno en su urna electoral.