El consejo del “Gobierno del cambio” instituirá hoy martes el Día Internacional de la Mujer. Mañana miércoles el feminismo rampante saldrá a la calle para concelebrar el rito de la reivindicación colectiva con el coro más dividido que nunca, esta vez resistidos no por una epidemia sino por una ley: la del “sí es sí”. Es poco probable que prosperen los llamamientos a la unidad porque en ese mismo día, como el anterior y el siguiente, la ominosa cifra de delincuentes beneficiados se verá incrementada y ese desastre no cabe tras la excusa de los “efectos indeseables” ni se arregla impidiendo su debate parlamentario. Menos mal que esa imprescindible revolución no depende ya tanto de sus propios movimientos como de la propia realidad. De lo que sí pudiera acabar dependiendo es del fanatismo de partido y de sus ambiciones patrimonialistas.