Nadie sabe de dónde sacaron al actual consejero de Empleo pero crece la opinión de que urge devolverlo a donde estuviera. La última de sus bobadas ha sido, de paso, un grave insulto al sentido común y a los propios parados, al decir que el paro aumenta porque “por cada persona que pierde el desempleo se generan tres inscripciones más” procedentes de su entorno familiar. Y la penúltima, subestimar la previsión de los técnicos que prevén que en 2010 Andalucía superará el famoso millón de parados arañando el 30 por ciento de la población activa. Nunca un Gobierno menos cualificado ha convivido con una Junta de menor nivel. Griñán debería afrontar ese problema que seguro que él valora. Si es que puede, claro.