El mes pasado, no recuerdo el día, la Comisión de Seguimiento del Pacto Antitransfuguismo, bajo la presidencia del ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, acordó en el Congreso que, en lo sucesivo, los tránsfugas “no podrán ser incluidos en listas electorales, ni tampoco constituir, mantener o cambiar mayorías de gobierno de las instituciones públicas”. Se trataba de “eliminar comportamientos que violan de forma flagrante la voluntad de los electores”, y se constituía una “comisión de expertos independientes” para decidir quién es tránsfuga o no en caso de discrepancia entre partidos rivales, o sea, siempre. Bien, pues ahí tienen al PSOE con el cuento del envergue de que las ejecutivas federal y regional estudiarán la “propuesta” de un grupo de militantes de Gibraleón para que el partido “readmita” a los actuales tránsfugas del PSOE que, apoyados por una tránsfuga del PP, arrebataron la alcaldía a éste. ¿Para qué sirven los pactos y compromisos cuando media el interés? Pues en el caso de Gibraleón para descubrir una comedia cuyos protagonistas estaban en Huelva. Los electores decidirán ahora lo que crean oportuno, pero sabiendo ya quién es quién entre estos títeres de la cachiporra.
No pierda el tiempo, Aron, que este montaje fue cuidadosamente diseñado en la calle La Palma y ya está. Con el permiso de Sevilla, por supuesto, que inlcuye el de Madrid a través de Chaves. No pieda el tiempo: todos sabemos desde el primer momento que se trata de recuperar Gibraleón al precio que sea. ¿Transfuguismo? ¡Y qué! Lo malo es no tener la vara. Tenerla por malas artes, para esta gentuza, es menos malo, créame.