En cualquier sociedad sensata el/la responsable de las cosas del campo andaluz habría sido cesado sin aguardar siquiera a su dimisión tras reconocer la Junta que, por los datos que obran en su poder, en nuestra comunidad se han vendido el doble de jamones ibéricos de los que sería posible en función del número de cerdos que constituye la actual piara. ¡Tienen un negocio excepcional, sin rival posible, en expansión manifiesta, y ni siquiera controlan a los sinvergüenzas que dan gato por liebre en nuestro mercado! Realmente esta historia de los cerdos de ocho patas deja el prestigio de la Junta a los pies de los caballos.