Sonrisas y lágrimas
En la sofocante mañana del Corpus, ya al final del interminable cortejo procesional sevillano, me ha sorprendido un atronador aplauso que, deslizándose desde la lejanía, se ha ido acercando hasta mí. Aplaudía la gente en los balcones, se cruzaban sonrisas cómplices entre los asistentes de la calle y hasta los procesionantes reflejaban en el rostro…