Menos mal que alguien –el alcalde de Punta Umbría en esta ocasión—se va al Juzgado con las calumnias de un insensato y exige responsabilidades en esta especie de póker subastado en el que pueden jugar ya hasta los mirones. Tratar de implicar a ese alcalde con un imputado del “caso Malaya” y con lo más granado de esa ‘troupe’, sugiriendo a las claras su connivencia con los supuestos designios especuladores del empresario que compró la isla de Saltés, no sólo demuestra que le acusador no sabe de qué está hablando –cualquiera medio orientado tiene mimbres de sobra para armar el canasto de la intención política de ‘Sandokán’ al meterse en esa compra—sino que supone un grado de malicia y desprecio a los derechos ajenos merecedores de un castigo ejemplar. O se corta en seco esta deriva de la calumnia y la injuria políticas o nadie puede asegurar que cualquier día no nos levantemos con el sombrajo encima. Ese portavoz de Los Verdes es un temerario que degrada su opción política. Verlo de candidato a la alcaldía de la capital es ya suficiente oprobio.