Alertan las instituciones solidarias –Banco de Alimentos, Cáritas, comedores sociales—del agravamiento de la pobreza en Andalucía. No sólo la pandemia ha provocado la calamidad sino la crisis económica agravada por una descontrolada inflación y la insoportable subida de los precios. Hay noticia de que uno de cada tres niños de nuestra comunidad vive en riesgo de extrema pobreza y es abrumadora la afluencia de nuevos acogidos en los comedores sociales, lo que le da tintes dramáticos a una situación que, dada la indolencia gubernamental, exigiría una acción extraordinaria de la autonomía. Ningún poder debería poder dormir tranquilo cuando –con elecciones a la vista o sin ellas– la indigencia deja de ser un dato estadístico para mostrarse como una llaga abierta a cuyo brocal, junto tantos ciudadanos desesperados, se asoma ya indefensa una infancia desdichada.