Parece que en el PSOE, al fin, habrá congreso extraordinario. Era una batalla contra el “aparato” que o ganaba el presidente Griñán o tendría las manos atadas y los días contados. Es lo lógico, porque lo que resulta inconcebible es una autonomía en manos de un líder que no cuente con el respaldo de su partido y más en una situación crítica como la que está viviendo la región. Es posible que haya influido la previsión sociológica de un giro electoral, pero da lo mismo, porque lo que interesa es el fin del cuento. Una Junta en manos de un Presidente no puede seguir supeditada a su consejero de Gobernación y menos a un ausente caducado.