A uno de los arruinadores de su Ayuntamiento, la Diputación de Huelva acaba de “arrecogerlo” –en ella sabrán por qué—como bienpagado asesor de muchas cosas entre las cuales figura una que no existe: el aeropuerto. Si en biología es dogma que la función no crea el órgano, en política, por lo visto, ocurre lo contrario, de manera que, a la hora de taparle la boca a un descolgado, cualquier abstracción vale para entronizarlo. ¡Un asesor de “de aeropuerto” donde no hay aeropuerto ninguno ni motivos para creer que se le espera! Con las cuatro reglas le bastará a este bienpagao para “entender” en Carreteras, Grandes Infraestructuras, Aeropuerto, Vivienda y Mantenimiento (¿). El silencio es oro, dice el refrán. Y no me negarán que está más claro que el agua.
Todo sea por el pesebre, adiós ética, adiós moral, adiós calles de mi pueblo, no se cuando nos veremos.( Homenaje a Rosalia de Castro)