Privar de su tele a los contribuyentes en pleno sorteo de la lotería debía tener una causa muy grave, en especial teniendo en cuenta la contención de esos huelguistas, que tragaron sin rechistar carros y carretas, durante las décadas de “régimen”. Todo un despropósito, sin duda. Sólo en una cosa podrían apoyarse esos trabajadores y es en el constante insulto a que los somete Vox sin que, ciertamente, nadie rompa una lanza por ellos desde el “Gobierno del cambio”. No hay más que ver sus números para advertir que Canal Sur gana, al fin, prestigio, y va mucho mejor: eso no lo pueden cuestionar sus plantillas ni el sindicalismo subvencionado. Inmejorable razón para que ambas partes refuercen sus paces en lugar de romper la vajilla como acaban de hacer.