Parece que no nos queda otra: apagar la luz, cerrar los ojos para no ver la tragedia diaria. Parece que, sólo en el fin de semana, los servicios de auxilio recogieron en nuestro mar a medio millar de inmigrantes, y se confirma que, entre Melilla y Barbate, habrían muerto ahogados nada menos que diecisiete criaturas. Ah, pero aquí en el Paraíso los políticos tienen cosas más interesantes en que ocuparse: justificar desde la Junta la agresión etarra de Alsasua, porfiar sobre el formato de los debates electorales, todos atentos al mísero serial que desde las alcantarillas retransmite un ex-policía podrido a instancias de los propios gobernantes. Esos muertos son ya meras cifras, un apunte rutinario en la hoja sepia del olvido. Aquí tenemos cosas más interesantes en que ocuparnos. Dentro y fuera de la cloaca.