Todo el mundo quiere ahora mucho a Andalucía desde el PSOE. No lo han manifestado durante treinta años, mientras ha estado a la cola de Europa, como está, ni cuando alcanzaba cotas insostenibles de desempleo, pero ahora que representa la mayor fuerza dentro del partido, uno tras otros se significan andalucistas y no se encasquetan el traje de faralaes porque no los dejan. El último, Rubalcaba, que ayer desembarcaba del AVE dispuesto a conseguir lo mismo que consiguieron quienes inventaron a ZP: el apoyo de la mayor federación española. Van a mimarla de aquí a marzo, luego ya veremos. Pero no está de más que quede en evidencia lo que son, en realidad, los intereses partidistas.