Resultaría cómica si no fuera penosa la insistencia de doña Susana en resurgir políticamente como si la derrota electoral y el triunfo ajeno no significaran nada. Díaz reprocha ahora a sus rivales que hagan lo mismo que hicieran en su día ella con Arenas o Sánchez con Rajoy, extremando un contorsionismo político realmente inédito. De lo que no parece capaz es de abrirse en canal a una crítica objetiva, ésa que proclama que los errores y abusos del “régimen” que le ha tocado enterrar a ella han sido demasiados. ¿O acaso creía que, ocurriera lo que ocurriera, la feria iba a durar hasta el otoño? Estas cosas tal vez no ocurrirían si los políticos llegaran a la vida pública con la privada resuelta.