No somos nadie
Comprendo que es cuestión de gustos, pero, aunque lejano de sus ideas y más todavía de su moral, siempre he mantenido una medida admiración por la figura de Giscard d´Estaing. Un político que aceptó diamantes de un miserable asesino como aquel “emperador” Bokassa que se hizo coronar a pleno sol luciendo un manto de armiño…