El sueño ibérico
Las casas portuguesas fronterizas con España sostienen sus aleros sobre grotescos canecillos de forma humana que se encaran con el país vecino mostrándole ufanos la higa con el dedo corazón. Lo cuenta un lusitano tan inteligente y de espíritu tan conciliador como José Saramago en su impagable “Viaje a Portugal”, pero es algo que conocemos…