Otra vez el trampantojo del hotel del Algarrobico. Ahora es el Tribunal Supremo el que dicta una complejísima sentencia en la que si declara que el problema descubre “la incomprensible lenidad de todas las Administraciones involucradas” (Ayuntamiento, Junta y Gobierno), también subraya que la demolición ordenada y confirmada hace años no obsta para que la licencia del extravagante edificio sea “plenamente legal 20 años después”. Debemos de estar ante un problema jurídico insoluble cuando el Alto Tribunal se enreda alegando que sí pero que no, que la situación es “especialísima” pero que las “garantías procesales” no permiten aquella demolición, que es forzosa la “reposición del estado originario” del terreno pero sin olvidar “el indudable interés económico, social y jurídico de las partes involucradas…”. Ya ven que, hasta para un caso tan clamoroso, 20 años no es nada.