Que la concejala ‘pepera’ de Sierra de Yeguas, una vez fracasada de plano en el Juzgado su pretensión de echar al alcalde de un caderazo, busque otras vías para su obsesión y las encuentre en el concurso de la oposición, se comprende en base al odio cerril, a la ambición política o a las frustraciones. Ahora bien, que PSOE y PA acepten ese trato tránsfuga y se rebajen a entrar en la pelea visceral disfrazada políticamente, no es admisible. ¿Por qué apoya ahora esa moción de censura una tránsfuga que hace un mes la rechazaba como contraria a los intereses del pueblo? He ahí una cuestión que deben plantearse los socios de esa ménade enrabietada a la que el juez rechaza como acusadora sin la menor prueba. Lo último sería convertir el pleno en un plató de telebasura, pero parece que en ello están.