Cada paso que se da en el procedimiento contra el juez de Familia Francisco Serrano queda más claro que van a por él. ¿Quién? Ah, eso no seré yo quien lo pronuncie, por supuesto, pero entiendo que no hace falta mucho pesquis para comprende que todo este asunto no es más que un montaje con el que se quiere castigar a ese magistrado por sacar los pies del plato al reparar la normativa que discrimina a los varones y, ya de paso, mandar un aviso a los navegantes para que lo recojan los demás jueces en las desoladas playas de nuestra actual Justicia. ¡Mira que pedirle una fianza millonaria a un juez que está tan tranquilo en su Juzgado y cuya cuestionada resolución ya ha sido paladinamente respaldada por la Audiencia! Van a por él, o todo indica eso al menos. Si todo queda en nada, como es de prever, Serrano habrá pagado ya holgadamente su pena de banquillo.