No pasa un día sin que alguna “garganta profunda” surgida entre los “socialistas veteranos” se queje e incluso, a media voz, despotrique del sanchismo, pero está por ver todavía que una de ellas –incluyendo la sinuosa de González– de un paso al frente ante el micrófono y critique sin anestesia a esos falsarios. La excepción está siendo Alfonso Guerra –tan criticado en este modesto recuadro cuando fue menester—que antier mismo explicó el reciente desastre electoral del partido que él rehízo de la nada, en función del descrédito actual de éste y del desconcierto de los militantes genuinos ante “los acuerdos políticos y medidas” del autocrático (desgobierno) de un tal Sánchez y su ralea. Guerra tendrá errores en su cuenta, pero esta solitaria defensa del ideal lo inviste de una dignidad igualmente rara en nuestra vida pública.