De nuevo el trinque, que sus Señorías tienen anchas espaldas para la crítica incluso cuando ésta resulta aplastante. Ahí las tienen, trincando sueldo y complementos –¡hasta las dietas inexplicables!— durante el casi mes y medio que permanecerán en reposo y con la puerta del Parlamento atrancada. En eso sí, en eso de trincar siempre habrá acuerdo unánime por parte de nuestros irreconciliables representantes políticos que ahora cobrarán sin dar palo al agua hasta que llegue febrero. ¿Qué pensará el resto de nuestros trabajadores contemplando este ejercicio de cinismo? Pues que piense lo que quiera, porque esto es lo que hay. Hay cosas en esta descarada y abusiva vida política que no son sólo una vergüenza sino un escándalo. En una Andalucía en la que uno de cada tres ciudadanos no tiene siquiera lo suficiente para vivir, este cuento no deja de ser explosivo.