Lo que ha estado ocurriendo en Gibraltar es algo más que un abuso a juzgar por los proyectos de ampliar el territorio colonial no sólo construyendo arrecifes artificiales sino trasladando –literalmente—playas andaluzas dentro de sus límites. La Fiscalía ha abierto diligencias previas de información a raíz de la denuncia de un grupo ecologista que asegura que entre el 21 y 26 de junio cruzaron la raya un buen número de camiones cargados con la arena de una playa cercana lo que, con toda evidencia, descubre unos propósitos expansionistas definitivamente intolerables. La UE debe inspeccionar ese desmadre y corregir una política simplemente depredadora.