El alcalde de Cádiz, a quien la guasa chirigotera retrata como Kichi Ceaucescu, , se salto en su día la decisión judicial de no izar en el Ayuntamiento bandera alguna que no fuera las institucionales, e izó impunemente la tricolor republicana. Ahora repite el gesto y manda izar la del arcoiris LGTBIQ apesar de la prohibición expresa del Tribunal Supremo que él se pasa literalmente por el arco. Es sin duda el rasgo más característicos y desconcertante de nuestro presente tenso: el de supeditar la Ley a la Política, que aquí ya cualquier mindundi sobrevenido al poder exhibe sin cortarse un pelo. Sería curioso ver qué haría ese alcalde monterilla si alguna institución se pasara también por el forro su autoridad aunque, la verdad, mejor no pensarlo.