El antiguo “régimen” ha descubierto la virtud exculpatoria en un viejo proverbio: “En boca cerrada no entran moscas”. Y la ha aplicado en ese Parlamentillo autonómico en el que sus mandamases exhiben su impunidad negándose a responder ante la comisión que investiga los mangoneos de la famosa Faffe. ¿Es que esa Cámara no tiene poder ni para exigir a los ex-altos cargos de la Junta que respondan por lo que hicieron o dejaron de hacer? Se está consintiendo –aquí y en Madrid– una degradación de la democracia parlamentaria que, ciertamente, convierte a nuestros Parlamentos en prohibitivos bululús útiles apenas para dar cobijo y nómina a una clase política sin oficio. ¡Desde los sordiciegos grandes responsables hasta los mindundis que se han fundido la pasta pública en prostíbulos viven ya impunes en ese monipodio! La corrala autonómica se devora a sí misma.