Había en el derecho antiguo una institución estupenda que incluía, junto al “juicios de residencia” del corregidor, la “revisión de su fortuna”. No es tan difícil coger a un alcalde o a un concejal/a y pedirle cortésmente que demuestre –en el caso frecuente de que llegara a la política con una mano detrás y otra delante– cómo ha podido reunir su patrimonio. En Punta, por ejemplo, esa gravísima sugerencia formulada desde el PP de que los dos trásfugas que han robado la mayoría al gobierno han adquirido algún inmueble costosísimo a pesar de no tener recursos visibles, debería ser tenida muy en cuenta por la que le trae a todos, a los acusadores y a los acusados. Y si, finalmente, resulta que esas criaturas no pueden demostrar nada, ahí está la Justicia incluso antes que la Política. Claro que a ver por qué iban a ser ellos los únicos “revisados” en su patrimonio habiendo tanto sospechoso por ahí. Un chalet de 420.000 euros, si es cierto que se lo han comprado, es mucho chalet para dos jóvenes sin mayores recursos. Si nada tienen que temer deberían ser ellos solitos quienes enseñaran la faltriquera.