Dijimos aquí (antes de nuestra ausencia) que era raro el silencio del PP sobre el evidente escándalo que supone el descubrimiento de la concesión a bajo precio y a los “amigos políticos”, por parte del anterior Ayuntamiento (PSOE) de las valiosas parcelas de Punta Umbría. Ahora que se va sabiendo lo que se va sabiendo de ese enredo resulta infantil el intento por parte del partido de liquidar el escándalo con un ridículo desdén, mientras el propio Arenas equipara ya, salvadas las distancias, el lío puntumbrieño al marbellí. Igual es mucho interpretar, pero demasiados indicios apuntan a que la era Barrero está en pleno ocaso y no sería extraño (ya se oye hablar incluso de resentidas “gargantas profundas” dentro del propio partido) que este asunto de al traste con su hasta ahora infalible ‘baraka’. Que lo de Punta ha sido un apaño en toda regla no admite dudas hasta el punto de que ni siquiera va a permitirle a los sorprendidos –dicho sea en el sentido español, no en el italiano– escaparse por la tangente.
No se preocupe que les da igual. Aunque no sé que sería de Huelva sin El MUndo, que es la úniva fuente que nos informa de lo que se traen (y de lo que se llevan) entre manos estos mangantes. Lo de Punta, escalofriante. Ha hecho muy bien su periódico sacando el tema en la edición regional. Pero verá como no les ocurre nada, a pesar de las evidencias.
Pues eso no es nada si llegara a la alcaldía la bella esposa del “arquitecto del régimen”: nunca los intereses de la promoción habrián estado mejor representados en el ayuntamiento. El PGOU lo iban a hacer de chicle. Menos mal que eso es poco probable.