Mal año el que ahora se acaba. Al “régimen” constitucional se le ha gripado el motor y al autonómico –al nuestro– lo han sentado en el banquillo; no va mal del todo España, pero Andalucía sigue tal como estaba: impávida y en la cola del tren nacional, con el PIB bajo y el paro alto, las corrupciones, endémicas, y los antisistema reconvirtiendo nuestra vida pública en el circo de tres pistas de la “media memoria histórica”, el pasacalle del pacifismo heráldico –¡hasta quieren quitarle la espada a san Fernando!— y la murga de una paridad aritmética que no puede con la vesania machista. Y nos aguarda otro de aúpa, aquí con el “juicio del siglo” y allá proponiendo la investidura virtual de un candidato fugado de la Justicia. Menos mal que la esperanza es lo último que se pierde.