A la vista de las sentencias en contra recibidas, cualquiera podría pensar en los letrados de la Junta como lo que no son, esto es, como una cuadrilla de ineptos: les llueven los varapalos judiciales, se amontonan las indemnizaciones a perjudicados por la gestión –¡cerca de mil millones!— que luego hemos de apoquinar a escote entre los contribuyentes. La culpa no es de ellos, en todo caso, sino de los gestores políticos que son quienes traen y llevan dejándoles la ingrata tarea de retorcer el argumento que los jueces fácilmente desbaratan. No anima a aquellos paganos escuchar al juez hablar de la “ineptitud” de la gestión o de “las malas decisiones políticas tomadas por los anteriores Gobiernos”. Y a los letrados no les queda otra que subirse desconsolados por las paredes.