¿Ustedes recuerdan la tragedia ocurrida en Rwanda en el 92? ¿Olvidaron ya, tal vez, las pavorosas escenas entrevistas en televisión, aquella degollina generalizada, las columnas de niños armados, las ejecuciones machetazos entre hutus y tutsis, los ataques salvajes a las indefensas misiones? Más dudoso todavía es que recuerden la actitud de los demás frente a aquel desbajaruste, la inhibición cómplice de la ONU por que la que el propio Kofi Annan terminaría pidiendo perdón a toro pasado, el canallesco dontracredismo francés que, tras armar a las milicias anárquicas, consiguió mantenerse al margen hasta que el conflicto estuvo prácticamente perpetrado en su totalidad para acabar interviniendo militarmente cuando ya era demasiado tarde. ¿Quién se acuerda ya de que los cálculos más optimistas cifraron en más de 800.000 las víctimas de aquella razzia? Estos días ha visitado el país Sarkozy cargado de buenas palabras y los rwandeses lo han llevado a visitar las catorce fosas comunes en las que yacen por lo menos un cuarto de millón de aquellas víctimas y cuentan que el presidente francés ha permanecido mudo ante la tremenda acusación, pero sólo el tiempo preciso para reaccionar diciendo que tampoco es cosa de sentirse rehén del pasado y que lo que cuenta y urge ahora es reconstruir las relaciones rotas, atenuar la requisitoria rwandesa que exige la responsabilidad penal de las autoridades francesas y organizar el negocio que siempre supone hacer un país de nuevo. “La Humanidad conservará siempre la memoria de estos inocentes”, ha declamado el líder tras reconocer la ceguera de su país y de las demás potencias en el momento del conflicto y dejar claro que a los eventuales responsables franceses no podrán juzgarlos más que los tribunales franceses. Pelillos a la mar. Varios comentaristas económicos señalan, sin embargo, que el gesto de Sarko ha sido recibido con interés en la Bolsa. La guerra es un negocio antes de comenzar y tras las inevitables paces.
Es admirable con qué pocas palabras puede saldarse un crimen que ha costado tanta sangre y es escandaloso que los mismos que lo perpetraron se beneficien ahora de la suculenta operación que supone siempre reconstruir un país. ¡Que Francia se equivocó!
¿Es equivocarse armar a un país tribal y desentenderse luego del disparate, o es algo más grave y comprometido? Cuando se escriba la historia de estas guerras africanas comprobaremos que constituyen un capítulo más de las paces occidentales, una página negra suscrita cínicamente por las democracias negociantas que primero venden la dinamita y luego acuden para vender el hormigón. Francia dice ahora que lo ocurrido en Rwanda en el 92 es inaceptable. De lo que decía entonces ni se acuerda.
Sabemos demasiado poco de cuanto ocurre por ahí. Paradoja: la aldea global no se entera de lo que ocurre en el pueblo vecino (África es vecina), pero permite comerciar con las antípodas. Esta columna hace lo que puede por informarnos y hace mucho para que no olvidemos las tragedias africanas. Hay que agradecérselo.
Essa guerras africanas son el gran baldón de la útlima mitad del XX y estos años del XXI. Para Francia mi pais, sobre todo, por lom mal que descolonizó. Usted se acuerda con frecuencia de Franz Fanon, yo también con frecuencia. Gran lección perdida, aunque haya que descontar de ella las ortodoxias de al época. Todos nos equivocamos, pero el Capital y los Estados sabían muy bieb lo que estaban haciendo. Me alegra que Francia se disculpe por el genocidio de Rwanda que tanto ayudó a hacver las cosas mal. Pero crteo que eso forma parte de la comedia política internacional y también d ela nacional, en la que el rol de Sarko parece que encoge.
Hoy nos ha salío diplomata, hay que joderse. ¿Son ustedes tan ttontos como para venir aquí a diario, doña Vieja, srs. profesores (?), curas de misa y olla…?
La maniobra de Sarkozy, que reportará un inmenso negocio a su industria, h sido brillante. Que es lo que se le pide a los «exterioristas», no nos engañemos. Que los Moratinos dejen de hacer el previsible canelo defendiendo dictaduras obsoletas, pondré por ejemplo muy actual. Y nunca esperé de los diplomatas grandes aciertos pero hay que reconocer que son los profesionales. Precisamente por eso hay políticos con nivel, como Sarkozy, que los dejan aparte y toman las riendas. Ese Sarko silencioso, sin palabras si usted quiere, parado ante las fosas comunes que su país propició con su insensata ayuda las tribues enfrentadas, es todo menos un fracaso. Hasta el silencio puede ser valioso si se sabe manejar.
Francia por lo menos pide perdón, pero ?y nosotros en Sáhara? Reconozcamos que esos gobernantes tienen una talla muy superior a nuestros mangurrinos. Lo acaba de decir no sé qué publicista: ZP como presidente de la UE es un presidente mediocre. ¿Y qué me dice del resto de la tropa?
Buscan una segunda colonizacíón, un nuevo estatuo para el despojo de los nativos, otra oportunidad para la explotación salvaje, un mercado fantástico como es el de un país en ruinas que hay que volver a levantar. No me creo nada de estos cínicos. Sarkozy hubiera hecho lo mismo hoy que se hizo entonces. Algo en lo que no es diferente de la mayoría.
El negocio de la guerra, los perdones tardíos: gran tema. En África hemos perdido ya la cuenta de las tragedias y nadie quiere cifrar los millones de muertos y de desplazados que ellas provocaron. Pero tras cada una hubo una «potencia» (o dos, o tres) que la hizo posible y dejó lueho correr la sangre. Pedir perdón está muy bien siempre, claro, pero ahay ocasiones en que resulta incluso irritante asistir al espectáculo.