Es fama que Pancho Villa no respetaba más ley que la que le cuadraba. Lo mismo práctica la alcaldesa de Barcelona cuando una norma legal la disgusta. Entre nosotros, el regidor antisistema, el gran Kichi de Cádiz, lumbrera refulgente de la izquierda mochilera, acaba de decidir por su cuenta y riesgo que España (y Cádiz es España, de momento) es una república más o menos bananera y, en consecuencia, ha izado una solemne bandera tricolor en Puerta de Tierra como si él fuera a un tiempo el Ejecutivo y el Legislativo. ¿Qué hará el Poder Judicial? A cualquier chirigotero de a pie seguro que lo empapelaba; al alcalde, ya veremos. Pero de su decisión depende que podamos seguir llamando democracia representativa al régimen que nos gobierna y no vernos forzados a considerarlo una mera comuna.