En el estreno parlamentario un consejero insultó al jefe de la oposición con una expresión patibularia que la presidenta de la Cámara ordenó que no constara en acta. Mal principio. En el pleno del jueves, la candidata frustradísima a la alcaldía, Manuela Parralo, llamó “golfo” al portavoz del PP que le había recordado, ante sus exigencias de transparencia, el penumbroso asunto de la colocación de hija. A este paso vamos que nos matamos por una pendiente de degradación que no habrá quien detenga y de cuyos efectos no se podrá quejar, quien como Parralo y otros, insultan con palabras intolerables a sus adversarios políticos. Espero que conste en acta esa expresión tabernaria y soez, impropia especialmente en una dama tan distinguida y piripí, y si acaso que pida excusas por el exabrupto. De otra forma, habrá de admitir en el futuro que le digan en su cara lo que seguro que no le gusta oír.