Tampoco es cosa de pedirle peras al olmo. El presidente Griñán hará lo que pueda y nada más, lo mismo en el negocio de la “deuda histórica” que en cualquier otro que le plantee el “Gobierno amigo”. Para eso está ahí, como todos y cada uno de los políticos, tanto de un bando como del otro: para hacer lo que le digan desde Madrid, que es donde se hacen y deshacen los políticos. Ahora, por ejemplo, acaba de aceptar que el pago de aquella “deuda” se haga efectivo “en especie”, que es algo que el PSOE hubiera explotado como dinamita (o titadine, ejem) si quien lo propone es el PP en tiempos del PP. Por lo demás, con Griñán o sin él, Andalucía no es Cataluña, a ver si nos enteramos de una vez.