Tropiezo en un medio que habitualmente respeto con un artículo que defiende la (para mí) increíble teoría de que la pobreza se ha reducido en el planeta un 80 por ciento desde 1970, hipótesis que el autor funda cuidadosamente en varias teorías no poco acreditadas pero que, en definitiva, a uno le parecen más bien que de lo que se trata es de exaltar al capitalismo y su “modo de producción”, como hubiéramos dicho hace cosa de treinta años. No soy quien para poner en tela de juicio las opiniones aducidas ni los gráficos corroboradores de semejante bonanza, pero en modo alguno me trago ésa al tener bien en cuenta los datos facilitados por la propia FAO, cuyo fracaso a la hora de minimizar la pobreza mundial es ya un lugar común. Que el PIB ha subido y mucho en la última centuria, a causa, excusado es decirlo, de la sideral mejora de las tecnologías, vale, pero ¿acaso no sabemos que el PIB es una engañifa si se emplean sus números fuera de contexto, de manera que acabemos haciendo bueno el chascarrillo de que si tu tiene diecinueve trajes y yo uno solo, la media entre los dos es de diez trajes por barba? ¡No me lo creo! ¿Cómo va a ser cierto que la mortalidad infantil ha descendido vertiginosamente si tenemos a la vista la experiencia de Médicos sin Frontera, pongo por caso, o las propias estadísticas de la ONU? Que no trago, en fin. Ahora bien, cuando me cuentan que el efecto contaminador del Sistema ha descendido llamativamente (en sus emisiones de CO2, por ejemplo) o que el acceso al agua potable está prácticamente superado, es que no me creo ni la mayor ni la menor. Pregunten en Manos Unidas, a la propia FAO, a las ONGs serias que se baten el cobre día a día en ese “mondo cane” y comprobarán que poner de ejemplo de mejora a países como Malawi, Congo, Somalia, Burundi o Nigeria constituye una auténtica temeridad si no un camelo entero y pleno.
Se puede comprender que uno barra, incluso inconscientemente, para su propia casa, pero no veo cómo pretender que la “ratio de muertes” en el siglo XX fue, “pese a todas las guerras y genocidios, nueve veces menor que en los tiempos de las guerras tribales” o decir que los conflictos armados, las violaciones o el abuso de menores están decreciendo por todas partes. ¿Cómo insistir en que, a pesar de la crisis, la cifra de pobres ha descendido en las últimas décadas? Entiendo con cierta tristeza, que el capitalismo, con semejantes paraninfos, maldita la necesidad que tiene de argumentos.