La Junta ha protestado contra la medida del Gobierno de cambiar los temarios de las oposiciones, y no le faltaría razón porque eso de obligar a cambiar de caballo en medio del río al opositor es una arbitrariedad. Pero lo raro es que quien proteste sea la Junta, cuando ella ha hecho lo propio más de una vez –y no hace mucho—aparte de haber dado lugar a una variadísima gama de trucos y retrucos que han forzado, también en más de una ocasión, a intervenir a los tribunales. La Junta, empezando por el escandaloso acceso masivo de los “preutonómicos”, no ha destacado como gestora en esta delicada tarea del acceso a la función pública. Sus baremos son famosos y las filtraciones padecidas numerosas. Es fácil ver la paja ajena sin ver la viga propia.