Como las desgracias no vienen nunca solas, a la leña de la crisis se le juntado el estafón bancario de las llamadas “participaciones preferentes”, un palo de cierta banca a los modestos ahorradores que resulta incomprensible que no haya movilizado a la Comisión de Valores ni obtenido de la Fiscalía más que una declaración en la que se reconocía que constituyen “una práctica totalmente abusiva, expresamente prohibida y contraria al ordenamiento jurídico”. Los estafados, eso sí, continúan con el alma en vilo y sin ver ni de lejos su dinero, retenido por esa banca mimada a la que, al mismo tiempo, se le buscan fabulosas inyecciones de dinero. Todo el mundo habla de la crisis pero nadie cuestiona la responsabilidad de esos gestores bancarios, que tienen nombre propio, y cuya labor califica la Fiscalía con la dureza que reseñamos.