La Junta ha asumido, por fin, eso que llaman la “cogobernanza”, en virtud en la cual podrá disponer –ya en el ovni sin rumbo de la “tercera fase”– cosas tan imponentes como permitir a los andaluces que viajen entre sus provincias. ¡A cualquier cosa se le llama hoy “plena autonomía”! Plena, la que disfrutan Cataluña o el País Vasco con sus propias policías “nacionales” y su control sobre la Justicia con las llaves del trullo incluidas. Que la de Andalucía no lo es tanto queda demostrado definitivamente con el trato que durante esta crisis le ha dado el “Mando único”, así como con el gesto displicente que ahora le otorga algo tan elemental como es organizar su territorio y el tráfico de sus ciudadanos. El virus se ensaña con el Estado de las Autonomías, hoy poco menos que irreconocible.