Pocas imágenes tan alarmantes como la de los activistas del SAT asaltando por su cuenta y riesgo los supermercados, por cierto impunemente. La foto del alcalde/diputado Gordillo dirigiendo a una distancia prudente el pillaje, descubre el arcaico revolucionarismo de esos marginales que, no obstante, figuran en la nómina del “socio” del Gobierno. Y peor aún los comentarios en twiter de la secretaria general de Vivienda, Amanda Meyer, dejando en evidencia a un tímido y desbordado Griñán que si no la cesa de inmediato quedará como un pelele y en manos de IU. El novecentismo apenas tiene que ver con la postmodernidad, pero la autoridad no tiene más que camino.
Se me ocurre: ¿se atrevería este Sánchez Gordillo a violentar un almacén de comida en Cuba?