Ni una palabra (alguna pamplina sobre la “legalidad” y demás no cuenta, como es lógico) sobre el escandaloso reparto de dineros públicos en la Diputación para sostener su aparato de propaganda “amigo”, es decir, la prensa y otros medios mantenidos. Y conste que a lo atizado pro Diputación, algunos de esos medios reciben, además, pródigas derramas de la Junta y otros instituciones gobernadas por el PSOE. Es un escándalo que explica el silencio clave de esos medios mantenidos o mediopensionistas en asuntos claves para la información cabal del ciudadano, pero un elemental sentido del deber debería obligar moralmente (¿) a los repartidores a explicar su conducta. Ahora los onubenses saben porqué unos decimos lo que ocurre y otros callan o incluso cuentan una milonga contraria a la realidad. El Mundo ha recibido cero euros de la Dipu. El pequeño Odiel, pongo por caso, más de medio millón.