Acaso ningún gobernante ha logrado, como Griñán, acumular más descrédito en menos tiempo. Algo que debe imputarse a la debacle generalizada que vive su partido y, con él, sus instituciones, más que a él mismo, en quien no pocos depositamos en su día unas esperanzas que se están demostrando vanas. Porque es verdad que Griñán está cometiendo errores colosales desde que llegó, pero sería impropio no recordar los que se perpetraron antes de su llegada. Lo que nadie esperaba, eso sí, es su apatía, esa suerte de atolondramiento que lo hace aparecer como un pasmarote ante una situación límite. Quienes dijimos que era lo menos malo que quedaba, nos vemos hoy en un brete difícil.
¿Podría Ud. citarme alguna ocasión en la que se vea que “…depositó en su día unas esperanzas” en Griñán. Siempre lo ha desestimado con opiniones personales. Sin ningún argumento, don José Antonio.